jueves, 31 de octubre de 2019

"Mañana sin falta" de Justo Vila

La próxima reunión del club de lectura tendrá lugar el martes 26 de Noviembre, a las 19:30 horas. En ella comentaremos la novela “Mañana sin falta” de Justo Vila.

Estraperlo, racionamiento, postguerra, autarquía, son algunas de las coordenadas en las que se inscribe esta novela, que a través de su protagonista, y un nutrido coro de personajes, nos dibuja la evolución de la sociedad española desde los años posteriores a la guerra civil hasta nuestros días. Desde las secuelas que el enfrentamiento civil dejó en muchos de sus personajes, patentes aún en las décadas de los 60 y 70, hasta el presente lastrado por el boom inmobiliario, la política ineficaz y la corrupción. España es ese país en el que se vive de sueños incumplidos.

Justo Vila nació en Helechal (Badajoz), en el seno de una familia de jornaleros que emigró a las cuencas mineras de Asturias a principios de los sesenta. De regreso a Extremadura compaginó sus estudios con diversos trabajos (jornalero, albañil, educador, colaborador en prensa y radio, etc.). Licenciado en Geografía e Historia, actualmente es Director de la Biblioteca de Extremadura.

“Cuando Dámaso llegó a su altura, el viejo arañaba el horizonte con los ojos. El muchacho se paró a su lado y resopló, apoyándose en el tronco de la encina seca que remataba el altozano. Luego, al descubrir las luces de la ciudad, que parpadeaban a lo lejos como luciérnagas, se le encendió el ánimo. Sobre ellas crecía un arco violeta. Abajo, el río fluía a ratos airado, entre peñascos de granito, y a ratos manso, formando enormes balsas fronterizas y negras. Cuando el guía inició el descenso, Dámaso lo siguió inseguro. Tan pronto daba un traspiés y se encogía, como se erguía y avanzaba unos pasos, antes de volver a tropezar de nuevo en la inestable maraña de retamas, jaras y abulagas en que se había convertido la bajada.”

3 comentarios:

  1. Un otoño de viento y de tardes que se acortan mientras nos acercamos a la brevedad de unos días de invierno, no invitan a coger un libro y pasar algunas horas de amena lectura, como es el caso de "Mañana sin falta" (2019), un retrato de la década delos 60 y 70 hasta un presente no menos trágico y convulso que, Justo Vila (Helechal, Badajoz, 1954), nutre con una calculada mezcla de realidad y de fantasía, y que se sustenta técnica y temáticamente por un esplendido trabajo previo de documentación porque el escritor extremeño demuestra que domina la Historia reciente de esta singular región, conoce el territorio y ambienta su relato en algunas de sus calles, plazas y barrios de la ciudad de Badajoz. El fenómeno de las migraciones marcaría la demografía española de estas décadas, sobre todo las del 50, 60 y 70 en la geografía interior española. La reconversión, la mecanización y las nuevas oportunidades que ofrecían las ciudades provocó el éxodo rural, y así las migraciones internas desplazaron a más de cuatro millones de personas mientras, casi un millón y medio de españoles emigraron hacia Europa. Ese supuesto crecimiento económico tuvo su reflejo en un profundo cambio social, y España entraba en la llamada sociedad de consumo, se modificaba el modelofamiliar, la mujer se incorporaba al trabajo remunerado y la influencia extranjera aumentaba; incluso la Iglesia parecía abrirse a nuevas mentalidades. En lo político el régimen apenas se modificaba, las pocas reformas eran superficiales y pretendían apuntalar el sistema, no cambiarlo. Los dirigentes franquistas creían que crecimiento económico permitiría la paz social, mientras la oposición se reorganizaba (PCE, PSOE,Democracia Cristiana) y surgían nuevos sindicatos como CC.OO. y U.S.O. que preparaban una alternativa democrática. El escenario de Mañana sin falta es la ciudad extremeña de Badajoz a donde el protagonista llega cuando la sombra de los tiempos de la posguerra sigue siendo alargada y los visos de la represión y la miseria protagonizan la vida cotidiana, donde se sobrevive mediante el oscuro mundo del estraperlo o las pésimas condiciones de trabajo, y aún perduran las secuelas de ese enfrentamiento civil que marcará a las generaciones posteriores.

    Pedro Martínez Domene.

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  2. El joven Dámaso Quintana, que proviene de la inmigración rural, intentará abrirse camino en el paisaje de una España triste y lúgubre, llega a la ciudad, se instala en una modesta pensión, busca trabajo y no tiene expectativas de conseguirlo. Pronto, el narrador Vila nos muestra los personajes variopintos que se relacionan con el joven, doña Olvido, la carismática dueña, y entre los huéspedes Javier Polo, funcionario de prisiones franquista, que habla de una España gloriosa que no existe, el campesino Octavio Camacho, de trato amable, se pasa las mañanas a las puertas de la residencia de ancianos para ver a su mujer, Remedios Vargas, la vendedora de tabaco, en cuyo rostro lleva escrita una historia de carencias y amarguras, y no menos curioso el vendedor de libros Pacífico Olegario, o Simbad que se decía capitán de marina y Candela, la sobrina, encargada de la limpieza y de las compras; y en las primeras jornadas, en su deambular por la ciudad, ejerciendo todo tipo de oficios,conoce a Violeta en una frustrada presentación literaria, y será ella quien lo impulsa a escribir pero sobre todo a sobrevivir. Por su estructura, la novela avanza y vuelve la vista atrás una y otra vez, el narrador quiere proporcionar al lector un lapso de tiempo suficiente, cuatro decenios, en los que parece que nada ha cambiado: la misma lucha por la supervivencia en aquel Badajoz, que ahora parece repetirse y cuyo futuro deben afrontar sus hijos, las mismas escenas de desvalimiento y sinsentido, que vuelven cuarenta años después. La crónica del momento histórico situará al joven Quintana a sobrevivir sin trabajo ni medios para pagar la pensión y el sustento diario, desesperado se verá envuelto en el mundo del contrabando, el famoso estraperlo, y asustado cruzará peligrosamente la frontera desde Portugal hacia el río Guadiana, escondiéndose entre la maraña de matorrales y espinos de la orilla, aguantando para no ser descubierto. Ese y no otro será su contacto con una realidad inmediata que nunca había soñado vivir,después vendrán otros trabajos, nuevas miserias, y también descubrirá la biblioteca, un magnífico lugar donde hacer tiempo y huir del agua y del frío en invierno, y las primeras lecturas, Para curar el cáncer no sirven las libélulas, de Manuel Pacheco,inequívoca referencia literaria, así como evidencias temporales a la política internacional y las manifestaciones contra la guerra del Vietnam, la oposición universitaria ante la Ley de Educación de Villar Palasí, o los estrenos cinematográficos,Muerte en Venecia o El Padrino.El autor construye su relato en tres planos que titula, “Como un náufrago”,“Mañana sin falta” y “A cántaros”, ofrece un desorden temporal que según la narración saltará hacia delante o hacia atrás, porque la acción se desarrolla en más de cuarenta años, el lector avanza porque Vila ha conseguido agilidad y una amenidad admirable en su relato, pese a los oscuros y sombríos momentos de aquella España de posguerra que el narrador comparará después con la visión de una actualidad no tan alejada de aquellos momentos vividos.

    Pedro Martínez Domene.

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  3. Vila cuida su prosa, elige acertadamente su vocabulario para reproducir el mundo del estraperlo de café, o los comienzos de la especulación inmobiliaria, retrata de manera magistral a los curas obreros y los periódicos clandestinos y subraya su particular visión de la sociedad actual, donde toman el relevo los problemas en la piel de sus dos hijos, que sufrirán la actual crisis de una España sin expectativas para los jóvenes como él mismo experimentara. El joven Dámaso ha conseguido, con el paso del tiempo, solo parte de sus sueños, nunca logró embarcarse y viajar a Alaska o a Malasia, y finalmente los anhelos del hijo de un jornalero se verán truncados por la dura realidad de una larga posguerra que, entre otras miserias, marcarán las angustiosas ansias de un hombre que busca su identidad. Solo el poder de la imaginación, como sabremos a lo largo de sus páginas, losana y lo confunde: “Sin embargo, a fuerza de acomodar la historia, Dámaso acabaría por no saber distinguir muy bien la parte que era real de la que era inventada, si es que,al final, no eran lo mismo”, afirma el narrador en la pág. 74. Pero el protagonista se ha casado con Candela, que tiene sueños premonitorios, y ha tenido dos hijos con ella, Andrés y Esther, y pese a estar instaurada la democracia durante tantos años, Dámaso, destacado luchador antifranquista, ahora verá cómo su hijo empieza a simpatizar con la extrema derecha; su hija Esther oposita a convertirse en profesora, aunque sin suerte, yes amante de un hombre casado, director de una academia. La sombra y el recuerdo de Violeta vuelve, muchos años después, en forma de whatsapp. Y ahora, cuatro decenios desde que Dámaso llegara a la ciudad, después de una vida plagada de lucha y deprivaciones, aunque algún que otro éxito también, se encuentra de nuevo en la casilla de salida, y el protagonista de Mañana sin falta en un espectacular guiño del destino,tomará al borde de la jubilación, una decisión trascendental: realizar un golpe de efecto en la Biblioteca donde trabaja en estos últimos años, y emprender el viaje de su vida.Justo Vila ofrece en Mañana sin falta una aguda reflexión crítica sobre la sociedad española, sigue las pautas narrativas de una presentación formal radical mente novedosa porque los acontecimientos descritos, tan sarcásticos como mordaces, resultan de algún modo innovadores, alterna objetividad y subjetividad narrativa, voces que apelan a la complicidad de los lectores, utiliza un léxico rico, lleno expresividad fática donde la angustia existencial y la incertidumbre forman parte del eje temático de esta novela, tan realista como crítica, tan irónica en su parte final, y ejemplo de la muestra de ese ambiente provinciano tan característico en la mejor narrativa española de los últimos decenios. La novela dio pie a curiosos comentarios que identificaban a la mayoría de los compañeros con la época descrita, y se puso de manifiesto el valor documental de la historia contada, se apuntaron las pequeñas historias de los personajes que, en cierta medida, quedan en el aire y en los que uno hubiera querido profundizar, y ese final, algo precipitado que, por otra parte, desmonta todas las pretensiones de lo narrado por el autor después de una curiosa y ardua vida dedicada a prosperar desde una migración rural hasta la ciudad. En general, buen sabor de boca para una historia de tremenda actualidad con datos que nos recuerdan a los telediarios de todos y cada uno de nuestros días, y nos devuelven la necesidad de no olvidar nunca nuestra historia, la ajena y la propia.

    Pedro Martínez Domene.

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