Juan Goytisolo publicó "Campos de Níjar" en 1959. Con estilo sobrio y ágil el escritor catalán “narra” el paisaje almeriense, su paisanaje, y se extenúa en sus caminos con calores y miserias. Y digo “narra” porque este libro es el relato de un novelista, más que la descripción de un viajero. Es, además, y pese a la sobriedad, un cuadro colorista, que, paradógicamente, luce en blanco y negro, un b/n, por cierto, tan bien conseguido, tan al estilo del neorrealismo cinematográfico italiano, que el lector “ve” las imágenes contadas. Desde la llegada del protagonista (el autor en primera persona, naturalmente) a la Almería del verano de 1954, hasta sus conversaciones con los lugareños, con trabajadores, niños y mujeres, del campo de Níjar; desde sus viajes en camioneta o andando por los pueblos depauperados de la comarca (Rodalquilar, Los Nietos, Lucainena…), hasta la contemplación del incipiente turismo extranjero cerca del cabo de Gata, acompañado por un terrateniente local, el cuadro con que nos deslumbra –más bien, nos ciega– y se deslumbra a sí mismo Goytisolo es pura España del atraso y de la miseria.
Lo que el Goytisolo viajero
contempla, lo pasa por el tamiz del novelista, y el resultado es una
pseudo crónica, un relato inventado que sucede en escenarios reales con
unos personajes que pudieran serlo. Es, en fin, un relato literario de
denuncia social, perfectamente inscrito en el movimiento realista que
dominó la literatura española de mediados del siglo XX. Pero también
documenta y alecciona (tiene validez y vigencia) ya entrado el XXI, al
evocar una España extinta para bien de todos.