lunes, 2 de abril de 2018

"Nada" de Carmen Laforet

La próxima reunión del club de lectura tendrá lugar el jueves día 26 de abril de 2018, a las 19:30 horas. En ella comentaremos "Nada" de Carmen Laforet.

La novela “Nada” de Carmen Laforet obtuvo el Premio Nadal en el año 1944. Andrea llega a Barcelona para estudiar Letras. Sus ilusiones chocan, inmediatamente, con el ambiente de tensión y emociones violentas que reina en casa de su abuela. Andrea relata el contraste entre este sórdido microcosmos familiar -poblado de seres extraños y apasionantes- y la frágil cordialidad de sus relaciones universitarias, centradas en la bella y luminosa Ena. Finalmente los dos mundos convergen en un diálogo dramático. Comparada por la crítica con Cumbres borrascosas, “Nada” destaca tanto por su prosa fresca y directa como por la extraordinaria sensibilidad en la recreación de una voz femenina. Cuando el libro acaba, el lector tiene la seguridad de poder encontrar, al volver la esquina, a una muchacha pálida y triste, con toda la fuerza de su juventud condensada en el mirar. Es Andrea, absorta, queriendo algo, sin saber qué. Como el resto de los protagonistas, ha nacido a la vida real por un prodigio de la creación artística. Prodigio más que suficiente para formar parte de la Historia de la Literatura.

2 comentarios:

  1. Relata la pobreza, miseria exterior e interior, de una familia catalana de la posguerra. Me gustó reconocer calles (Aribau) y trayectos que realiza la protagonista por Barcelona. Es muy descriptiva y hay que concentrarse para imaginarse con precisión los sentimientos e imágenes que relata.

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  2. Una vuelta a la memoria literaria viene bien para rememorar y recordar aquellos tiempos en que la literatura se recuperaba tras la visión del horror de tres largos años de guerra civil, y en una época donde había que edificarlo todo. Fue así como surgió la convocatoria del primer Premio Nadal que por el año 1944 ganaba una desconocida joven novelista, Carmen Laforet, con una novela, Nada, hoy considerada un clásico de la narrativa del siglo XX.
    Laforet cuenta que una vez terminada la guerra, Andrea, huérfana de padres, llega a Barcelona desde el pueblo en el que ha vivido en los dos últimos años con su prima Isabel para estudiar en la Universidad. La ilusión de esa sensación de libertad que la impregna desde su llegada a la estación de Francia, se esfumará nada más presentarse en la casa de la calle Aribau donde se alojará con sus parientes maternos. La misma noche de su llegada se dará cuenta del ambiente angustioso que envuelve aquella casa y del calor que reina en ella como si el aire estuviera estancado y podrido. Sus propios parientes parecen tan degradados como la propia casa: la bondadosa abuelita con la cabeza un poco perdida; la tía Angustias, autoritaria y controladora, que pronto ingresará en un convento; el tío Juan, alto y descarnado, con mirada de loco; Gloria, su mujer, con quien Andrea gusta de hablar porque no hacía falta contestarle nunca; el niño, hijo de ambos, callado testigo de las violentas discusiones entre ellos y de las palizas que el padre le propina a su madre; el tío Román, misterioso y enigmático, por quien Andrea siente al principio una gran fascinación; la criada, Antonia, vestida de negro de apariencia horrible y desastrada, seguida del perro, Trueno. En la Universidad, Andrea, entra en contacto con un grupo de estudiantes, destaca la guapa y luminosa Ena, y su pudiente familia. Ena muestra un interés casi morboso por Román destapándose oscuros secretos y fraguando una venganza que llevará a un trágico desenlace.
    Andrea narra en primera persona su estancia en Barcelona, y de ella misma sabemos muy poco: es huérfana, tiene 18 años, ha viajado a la ciudad para cursar estudios universitarios, y que es alta, delgada, de piel pálida y ojos claros. Pero son sus introspecciones personales, contadas con profusión de detalles y figuras literarias, las que nos hacen pasear por la Barcelona de la época, conocer a sus parientes y a sus amigos de la Universidad. Respirar el ambiente sórdido, degradado y triste que se percibe en la casa familiar, macado por el odio que sienten, entre ellos, sus ocupantes y por la violencia, que se desata por las cosas más nimias, con excepción de la abuelita, con un cuerpecillo duro y frío, capaz de quedarse sin comer para que los demás tengan un poco más, pero el hambre impregna la realidad de sus existencias. Como trasfondo en la vida de los personajes, la guerra civil que, aunque se menciona en escasos pasajes, está omnipresente en el libro y será determinante en las relaciones entre los hermanos, y queda magistralmente contrapuesta la realidad de la España de la posguerra: la pobreza, la miseria y el hambre en el que viven la mayoría de la población con la opulencia de algunas clases sociales, representadas por algunos de sus amigos de la universidad.
    La novela, la juventud de su autora, y la época dieron pie a un extenso debate e intercambio de opiniones sobre Nada, obra singular, bien escrita, de notable ambiente, y de personajes tan acertados. Una ocasión más para hacer historia de nuestra narrativa del siglo XX y de sus características más esenciales, así como para apreciar el buen estado de una narrativa que con el paso de los años se ha convertido en universal y referente de la mejor literatura.

    Pedro Martínez Domene.

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