miércoles, 3 de julio de 2013

"La Regenta" de Leopoldo Alas "Clarín"

La próxima reunión del club de lectura tendrá lugar el martes 10 de septiembre de 2013, a las 19:30 h. En ella comentaremos el libro "La Regenta" de Leopoldo Alas "Clarín".

"La Regenta" está está considerada como la obra cumbre de Clarín y de la novela española del siglo XIX. Es además uno de los máximos exponentes del naturalismo y del realismo progresista. Esta técnica recrea los aspectos más sórdidos de la realidad y la condición física. La herencia genética y el medio marcarán el destino de los personajes. Leopoldo Alas «Clarín» es uno de los autores que destacaron en esta nueva técnica.

Con “La Regenta”, la literatura española deja su huella en uno de los campos más relevantes de la literatura decimonónica, el que tiene como personaje central a la casada infiel. Esta novela nos ofrece un retrato minucioso de la sociedad más conservadora de la España del siglo XIX. Su mirada crítica y profundamente moralista se conjuga con su extraordinaria capacidad de análisis psicológico. Los personajes centrales, complejos y atormentados, quedan para siempre en nuestra memoria.
En Vetusta como escenario único, Ana Ozores, infelizmente casada con el regente Víctor Quintanar, se debate entre el donjuán provinciano Álvaro Mesía y su confesor, el magistral don Fermín de Pas. A partir de este triángulo, Clarín recrea magistralmente la vida cotidiana de una ciudad de provincias del siglo XIX, el adulterio, el caciquismo, la ambición personal, el enfrentamiento entre el poder clerical y el secular...


1 comentario:

  1. Los largos veranos, aunque no excesivamente calurosos, como el pasado, ofrecen la tranquilidad de una lectura reposada, y quizá por este motivo o, también, por volver la vista a nuestros clásicos, en el Club de Lectura, hemos leído la famosa novela de Leopoldo Alas, Clarín, La Regenta, unas mil páginas que recrean, al gusto del realismo naturalista de poco más de un siglo, en unas minuciosas descripciones una pequeña ciudad de provincias, Vetusta, ubicada en el norte peninsular, y facilitan de alguna manera una penetrante disección espiritual de un amplio número de personajes de lo más variado en una majestuosa visión de la sociedad. Hay que destacar, no obstante que, frente a la generosidad analítica de Clarín, a la que se suma todo tipo de detalle, la novela tiene un argumento sencillo, convencional, y casi folletinesco.
    La joven Ana Ozores, casada con un hombre mayor, bueno y despistado, don Víctor Quintanar, ex Regente de la Audiencia local, es asediada por un ambicioso clérigo, Fermín de Pas, y por un vulgar conquistador, Alvaro Mesía. Las muchas frustraciones de la guapa Ana, el abandono en que la tiene un marido solo interesado por el teatro y la caza, y la carencia de hijos, la arroja en brazos de Mesía y éste mata en un duelo calderoniano al marido burlado. Un tristísimo desenlace corona en mayor medida esta tragedia: a la ensoñadora y mística Regenta le quedará sufrir una prueba aun mayor, la absoluta soledad a la que la condena la hipócrita sociedad vetustense tras el adulterio cometido por la joven.
    La charla en torno a la novela, pese a la extensión y la complicada descripción y el detalle de la misma, derivó en amenas y acertadas opciones para subrayar la importancia de un texto que se considera muestra inequívoca del Realismo español, y sobre todo ejercicio sobre el valor y la virtud en una sociedad decadente donde debía conllevar Ana Ozores su vida, sobre todo en una ciudad como Vetusta que se muestra como el símbolo de la vulgaridad, la incultura y el fariseísmo. Ana, según apuntamos en nuestra charla, encarna la idealidad torturada que perece ante la mirada del mundo. El escritor asturiano supo así construir un alegato inmisericorde de la vida provinciana española, ceñida al poder de sus clases dirigentes, en tiempos de la Restauración, en el tercio final del siglo pasado, y convierte su historia en una epopeya crítica de la estupidez humana, repleta de ironía y de cultura, además de hondura psicológica y de una gran perspicacia sociológica. Al final, todos convinimos que se trataba de una gran obra, de un gran autor y de un clásico imperecedero a quien debe leerse por la profundidad de su prosa.

    Pedro M. Domene

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