miércoles, 1 de febrero de 2012

"La novia de Matisse" de Manuel Vicent

La próxima reunión del club de lectura tendrá lugar el jueves día 23 de febrero de 2012, a las 19:30 horas. En ella comentaremos el libro "La novia de Matisse" de Manuel Vicent.

El curioso inicio con el que se abre la novela promete, como poco, despertar el morbo del lector, pues gravita en torno a una futura infidelidad proyectada por un marido que propone a Michel Vedrano, marchante de arte que le surte de famosas pinturas, una aventura con su propia mujer, Julia, amenazada por una enfermedad que ha de llevarla a la tumba.

En torno a esta confabulación sexual se construye esta novela que hace un entretenido recorrido por el mundo del arte y la atracción sexual, combinado todo ello con la permanente amenaza del fin que acecha a Julia y aderezado con el insinuante desfile de personajes pintorescos, como mínimo, cuando no realmente insólitos.

El mundo de la pintura, de los marchantes, de los coleccionistas y ladrones de museos es un laberinto fascinante regido por el poder de la belleza que puede salvar o destruir a cualquier amante. La energía de una obra de arte nunca desaparece, sólo se transforma. ¿En qué cambiaría "La piedad" de Miguel Ángel si en lugar de ser venerada en la basílica de San Pedro fuera admirada en el Louvre? Pero la belleza también arrastra maleficios, sobre todo cuando te obliga a vivir más allá de la propia seducción. Sobre el desnudo de la adolescente que contempla la danza en el cuadro "La alegría de vivir", de Matisse, Manuel Vicent ha elaborado la historia amorosa de una mujer cuyo destino consiste en unir la belleza, el placer y la inmortalidad en un instante feliz que está también al alcance de cualquier lector.

4 comentarios:

  1. La novela está escrita con un lenguaje sencillo que ayuda al desarrollo de esta historia, tan bien narrada que sabe atrapar al lector desde el primer momento. Es una novela con ritmo, es fácil de leer porque la historia te va atrapando poco a poco. A mí me gustan mucho las novelas que mezclan rasgos de arte porque vas aprendiendo muchas cosas mientras lees.

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  2. Soy lectora asidua de los artículos de Vicent. Me gustan porque se leen con los cinco sentidos y, en ocasiones, alguno más. Tiene la virtud mágica de atraparte en olores, colores, sonidos y ambientes, consigue una realidad que convierte los espacios en lugares recordados como vividos y transitados. Tiene otra cualidad difícil, que es hablar de emociones susceptibles de una expresión cursi o lacrimógena sin caer en ello, colocándolas en su justo nivel del sentimiento; aún recuerdo un artículo que hablaba sobre la muerte de un perro, Tobie, creo, que me puso los pelos de punta. Dediqué todo el día a mis bichos. A lo que vamos. La novela. No penséis que es fácil de explicar todo lo que me pasa por la cabeza después de leerla. Os cuento lo que a mí me ha gustado. Me recordó la historia del escultor aquel, Pigmalión creo que se llamaba, pero un poco más complicado. Lo que tienen en común es dar vida por medio del arte, que puede también hacer que los cinco sentidos humanos sean más sofisticados y vaya surgiendo una capacidad estética natural, no por el estudio o el conocimiento. También me gusta cómo ve a los personajes. Los protagonistas son un marchante de arte y un matrimonio de nuevos ricos que, sin saber nada de arte, son clientes suyos. Es importante la transformación de los tres por el arte. El final no es tan previsible como cabría esperar. No quiero desvelarlo.

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  3. No me atrevería afirmar que es una gran novela, pero ha conseguido lo que yo busco en los libros, que me atrapen, me entretengan y de paso que me deje alguna información, en este caso del mundo del arte, aunque leve. El principio es muy prometedor y te captura. Es una novela muy visual, muy factible para el cine, por muchas cosas, los personajes,el entorno de ellos un mundo de lujo,tramas... Es un buen libro de mesita de noche.

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  4. Manuel Vicent es hoy, sin duda, una de esas plumas afiladas que, desde su columna de opinión, recrea cuantas aspectos de la vida cotidiana interesan y preocupan a los lectores del periodismo comprometido. Al margen de una larga y fructífera carrera periodística en los diarios Madrid y actualmente, El País, Vicent ha cosechado sonados éxitos literarios porque se considera que en sus novelas ha reflejado perfectamente ese importante paso de la transición española hacia la democracia. Durante todos estos años, la firma de Manuel Vicent ha aparecido en entrevistas, libros de viaje, apuntes sobre gastronomía, biografías, relatos y un largo etcétera. Algunas de sus novelas han obtenido premios importantes, Balda de Caín (Nadal, 1987) y Son de mar (Alfaguara, 1999).
    En esta ocasión hemos leído, La novia de Matisse, publicada por Alfaguara, originariamente, en 2011, y cuenta una curiosa inmersión en el mundo del coleccionismo del arte, tan misterioso como complejo, repleto de cierta brillantez y de no pocas miserias, también de autenticidades y de despecho, pero donde el mercantilismo supone para artistas y marchantes lo primordial en su vida. La novela interesó en el Club de Lectura por salirse de los cánones novelescos habituales, aunque en realidad Vicent traza un triángulo amoroso entre un nuevo rico, su joven esposa y un marchante que quien le proporciona las bellezas pictóricas con que se rodea y consigue animar a su esposa. Surge así una visión costumbrista de un sector social que funciona bien literariamente hablando y que, por otra parte, desvela un aire folklórico y decadente, incluso en el mundo del arte. Lo único que sobresale en esta novela son algunos de los pensamientos que Manuel Vicent nos regala, tales como que la belleza produce vitalidad, que el propio arte genera belleza y por consiguiente, al mismo tiempo, placer en todos sus sentidos y, sobre todo, que el arte nos lleva a la cima de emociones inenarrables solo perceptibles por los sentidos. El arte en esta novela se equipara a cierta moral de la que algunos nos encontramos bastante alejados.
    La novela y su argumento ofrecen recursos muy variados y una técnica sencilla que produce la sensación de entretenimiento y de amena lectura, al margen de un lenguaje, también, descarnado y directo cuando el narrador lo estima necesario. También nos ofrece hallazgos, sobre todo con respecto al mundo del arte y esa bonita historia que se presupone que fuera la auténtica «novia de Matisse», el título de la misma que Vicent utiliza para contarnos su historia.
    Muchos de los compañeros del Club quedaron encantados con esta inmersión el arte, desconocido y autentificado por la pluma de Vicent que parece conocer bien esta parcela importante de nuestra sociedad, sin que las pretensiones de la narración vayan mucho más allá de esto.

    Pedro M. Domene.

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