miércoles, 1 de marzo de 2017

"El retrato de Dorian Gray" de Oscar Wilde

La próxima reunión del club de lectura tendrá lugar el jueves 30 de Marzo de 2017, a las 19:30 horas. En ella comentaremos "El retrato de Dorian Gray" de Oscar Wilde.

Cuando se publicó "El retrato de Dorian Gray", la crítica moralizante acusó a su protagonista de ser una figura satánica, corrompida y corruptora, sin comprender que era el héroe de una novela que reflejaba la fatalidad de los románticos: Oscar Wilde (1854-1900) había querido hacer de la belleza un refinamiento de la inteligencia; y para ello sumió a su protagonista en una atmósfera de perversión dominada por el arte y los poderes de un misterio que está más allá de la realidad. Pero el autor va más allá de la simple descripción: incrusta a su personaje en un crimen y, como Edgar Allan Poe en sus relatos, lo rodea de un misterio que la razón no puede explicar.

Dorian Gray sigue siendo, más de cien años después de la muerte de su autor, una piedra angular en los debates entre la ética y la estética, en las relaciones que mantienen el bien y el mal, el alma y el cuerpo, el arte y la vida. Presidida por la ley de la fatalidad, Dorian Gray no deja de alcanzar el objetivo que el propio Wilde quería para su libro: «Venenoso si ustedes quieren, pero no podrán negar que también es perfecto, y la perfección es la meta a la que apuntamos nosotros los artistas».


2 comentarios:

  1. Oscar Wilde fue un escritor, poeta y dramatugo británico, famoso por su habitual ingenio y sarcasmo social.

    Alumno destacado del Trinty College en su Dublín natal, Wilde acabó sus estudios en Oxford. Durante ese periodo, el escritor estudió a los clásicos de la literatura griega, convirtiéndose en un experto sobre la materia, incluso ganando varios premios de poesía clásica.

    A partir de 1879 decide establecerse en Londres de manera permanente y es allí donde empieza a producir sus primeras obras de éxito, como su única novela El retrato de Dorian Gray (1890) o, en teatro, El abanico de Lady Windermer (1892), Salomé (1894) -que fue censurada por retratar personajes bíblicos-, o La importancia de llamarse Ernesto (1895), divertida comedia que ha sido llevada al cine en diversas ocasiones.

    Su carrera y su vida tal y como la conocía se derrumba a finales de 1895. Acusado de sodomía por el padre de un íntimo amigo suyo, Wilde es condenado a dos años de trabajos forzados. Durante su estancia en prisión escribiría una larga carta titulada De Profundis, que no sería publicada de manera completa hasta 1909, ya de manera póstuma.

    Tras su salida de la cárcel sufre un absoluto ostracismo social y decide abandonar Inglaterra rumbo a Francia, donde viviría en Berneval hasta la muerte de su esposa en 1898. A partir de entonces y, bajo el nombre de Sebastian Melmoth, viajó por Europa para acabar estableciéndose en París, donde murió en noviembre del año 1900.

    ResponderEliminar
  2. El escenario, Londres en 1890, y el personaje, el joven y atractivo Dorian Gray, que es retratado por su amigo, el pintor Basil Hallward, y a partir de ese momento, será el retrato el que de una manera sorprendente envejezca y muestre las secuelas psicológicas que atormentan y alimentan el alma de Dorian durante mucho tiempo, porque parece que por el adolescente no pasa el tiempo. Dorian y su retrato parecen estar unidos por el mismo destino. En otro momento y como complemento a la historia, su mentor, Lord Henry, le transmite las ideas hedonistas que marcarán de por vida al joven Gray, hasta el momento mismo de su muerte.
    El escritor irlandés Oscar Wilde se sirve del clásico mito de “Fausto” para escribir El retrato de Dorian Gray (1890), en realidad, una gran narración de corte filosófico aunque con resonancias góticas y un sentido del humor tan irónico como cínico, y que con el paso del tiempo se ha convertido en una de las regencias universales de la literatura. El autor se debate entre el significado de la belleza, el placer, la corrupción moral, la conciencia o el paso del tiempo, escarbando en la búsqueda de fines hedonistas y en los recovecos más recónditos del espíritu humano, atraído por el siempre tentador lado oscuro de la existencia, y el anhelante sentido de la inmortalidad. Un narrador omnisciente cuenta en tercera persona sus variados fundamentos sobre la moral y sobre las consecuencias de un comportamiento licencioso, cuando el protagonista principal se muestra inequívocamente atraído por la belleza física, voluble con el irrevocable transcurso del tiempo, y obsesionado con un extremo narcisismo, es así como elige el hedonismo como fin vital, mientras su alma termina corrompiéndole y arrojándole a un destino fatalista.
    La novela de Wilde sorprendió y gustó mucho en el Club de Lectura y puso de manifiesto, una vez más, el valor de los clásicos universales de nuestra literatura, y motivó una amena conversión sobre el concepto de buena literatura y los diferentes temas que se pueden descubrir en esta singular obra del narrador irlandés. La belleza, el egoísmo, el horror, el paso del tiempo, y un agudizado egocentrismo que provocan en el ser humano la corrupción más absoluta. La charla entre los miembros del Club se prolongó más de lo habitual porque el protagonista, así como la historia convocaron a todos a un unánime entusiasmo por esta obra bastante conocida cinematográficamente, pero a la que hay que otorgarle el valor de una buena lectura, como ha sido el caso en esta ocasión.
    La próxima convocatoria nos lleva a una “Primavera poética” con autores como Ginés Reche, José Antonio Sáez y Carmen Canet. Será el 6, el 20 y el 27 de este mes de Abril, cuando celebramos la magia que encierran los libros.

    Pedro Martínez Domene

    ResponderEliminar