lunes, 9 de junio de 2014

"Todos los fuegos el fuego" de Julio Cortázar

La próxima reunión del club de lectura tendrá lugar el viernes 4 de Julio de 2014, a las 19:30 horas. En ella comentaremos el libro “Todos los fuegos el fuego” del escritor Julio Cortázar.

Todos los fuegos el fuego es el título de uno de los libros de cuentos del autor argentino Julio Cortázar, publicado en 1966. Considerado como uno de los mejores libros de relatos de Cortázar, reúne ocho cuentos de trabajada composición. Es considerada un clásico de la literatura castellana y varios de estos títulos son considerados clásicos en su obra.
Los cuentos se desarrollan en Cuba, París, Buenos Aires, una isla del Mediterráneo y la Antigua Roma. Este libro comienza con un hombre viajante en La autopista del sur y culmina con un paseante urbano en El otro cielo. También aparece como metáfora de la muerte en La salud de los enfermos. Los cuentos se organizan y enlazan en torno al desplazamiento entre tiempo, espacio y acciones.
En “Todos los fuegos el fuego”, está presente el concepto de figuras de Cortázar, representado por la interacción o constelaciones de comportamientos en los cuales una persona puede relacionarse con otra aún en distintos espacios y tiempos. Debido a ello parece que existieran patrones, que son los que el propio Cortázar definió como figuras, a las que el autor beneficia en su libro.
La autopista del sur se inicia con unas palabras irónicas en italiano. Es domingo y los autos están detenidos por un enorme embotellamiento. Nadie tiene nombre, pero son identificables por los vehículos que conducen, que reflejan sus profesiones, personalidades o el status social.
El tiempo se mide por la radio, pero parece no tener importancia. Durante la narración se pasa del sol abrasador del verano a la nieve. En la autopista se da la vida y la muerte. Un hombre muere y es «enterrado» en el maletero de un automóvil, y una pareja se conoce, se enamora y concibe un hijo. Pero justo cuando comienzan a pensar en su vida juntos, la fila avanza y cada cual vuelve a su vida normal, perdiendo el contacto.

1 comentario:

  1. Nunca ha resultado fácil leer a Julio Cortázar, aunque el reto siempre es lo más importante y quizá una opción sea leer al escritor argentino en sus cuentos, como por ejemplo la serie que, en esta ocasión, hemos leído poco antes de las vacaciones del Club, Todos los fuegos el fuego (1966) que reúne ocho cuentos que, aparentemente, no parecen tener mucho en común, aunque desde el punto de vista literario, quizá la característica más notable sea la parquedad o laconismo en las expresiones empleadas por el autor, la brevedad de las frases y la precisión de su prosa; porque podemos decir que no sobra nada.
    En estos cuentos, Cortázar pone de manifiesto su preocupación personal y peculiar por el hombre, y para ello lo coloca en muy variadas situaciones. Considera al hombre, de modo equivocado, prescindiendo de toda trascendencia; no aparece ninguna referencia a un fin superior ni a un sentido más alto que el puramente cotidiano.
    El cuento “Todos los fuegos el fuego” cuenta como la mujer de un procónsul romano se enamora de un famoso gladiador: un simple cruce de miradas, que no pasa inadvertido al marido. Éste, herido y resentido, organiza un espectáculo en el que va a poner al gladiador en una situación de la que difícilmente saldrá vivo. Pretende que su mujer asista al espectáculo para humillarla; pero ella es fuerte y dueña de sus sentimientos, de forma que es capaz de resistir y no mostrar debilidad. Intercalado en este argumento se nos presentan las relaciones amorosas entre Roland y Jeanne, personajes de este siglo.
    En “La autopista del sur” un embotellamiento de tráfico, la tarde de un domingo, en la autopista del sur de París da a Cortázar el tema para desarrollar este cuento. Aprovecha el percance para describir situaciones y sucesos de la vida humana en un mundo compacto o concentrado, y para lograr lo que se propone extrapola el incidente, llevándolo hasta lo inverosímil. Lo que comienza en un conglomerado normal de automóviles, se prolonga durante semanas y podemos suponer que hasta meses, en los que suceden muchas cosas; hay cambios extremos de clima, desde mucho calor a intensas nevadas, y lo que le interesa a Cortázar es describir la variación de circunstancias que pueden suceder en la vida y las reacciones frente a ellas. Como los conductores de los vehículos pasan tanto tiempo en la carretera, afloran las dificultades: carencia de alimentos, enfermedades, muertes naturales, histerias; y también aparece un mercado negro, bulos, un suicidio, y hasta unos amores.
    Muy distinto tono tiene “La salud de los enfermos”, en el que Mamá —no tiene otro nombre en el cuento— es una señora enferma, más de neurastenia que de otra cosa, a la que se oculta la muerte de un hijo, Alejandro, y de una hermana, Clelia, creando para ello una farsa que llega a lo inverosímil y grotesco. La familia de Mamá, incluida la novia de Alejandro, urden el engaño porque piensan que no podrá resistir los golpes, lo que supone una minusvaloración de su capacidad de sufrimiento y fortaleza, reduciéndola a una condición infantil y de cretinismo. Al final del cuento se verá que Mamá sí tenía fortaleza. Con pocos rasgos, Cortázar pinta bastante bien a la neurótica, que pasa su vida en la cama reclamando la atención de los suyos. Hay que estar aplicándole medicinas, sales y tisanas continuamente. Pero quizá lo que más le interesa a Cortázar es describir la rutina sin sentido, con todas sus consecuencias.
    El libro provocó distintas reacciones, desde la comprensión de muchos de estos cuentos y su funcionalidad, hasta la dificultad del lenguaje empelado por Cortázar; no obstante, se magnificó su prosa y la ejecución de la misma, a la espera de una mayor comprensión de las historias, nada alejadas de una realidad inmediata y de quizá adentrarnos en su mundo tan sugestivo como particular.

    Pedro M. Domene

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