La próxima reunión del club de lectura tendrá lugar el jueves 30 de Octubre de 2014, a las 19:30 horas. En ella comentaremos el libro "Oh, Jerusalén".
El libro “Oh, Jerusalén”
de Larry Collins y Dominique Lapierre narra el nacimiento del Estado de Israel
en 1948, tras la cruenta lucha entre árabes y judíos. A lo largo de sus
páginas, el lector vive los acontecimientos codo a codo con sus protagonistas:
los británicos, las tropas de Abdel Kader y de la Legión Árabe, los
combatientes de Irgún y del grupo Stern, y los agentes secretos de las
distintas facciones en pugna.
Lapierre y Collins construyen un vasto fresco
histórico desbordante de aventuras, drama, amor y heroísmo. “Oh, Jerusalén” se
ha convertido así en una obra clásica y en un texto clave para entender por qué
Israel sigue siendo, medio siglo después de su fundación, una de las zonas más
conflictivas del planeta. Un libro que ha dejado una profunda huella en más de
treinta millones de lectores en todo el mundo.
A medio camino entre la crónica periodística y la historia novelada, Oh Jerusalén es uno de los libros más famosos de esta pareja de escritores y en él se narra la creación del estado actual de Israel que todos conocemos y los primeros años de conflicto que siguieron en Palestina entre los pueblos árabe y judío.
ResponderEliminarUn trabajo periodístico basado en documentos oficiales, entrevistas personales a gente pública y anónima que vivieron esos momentos y redactado con todo lujo de detalles de una manera amena para el gran público, pese a la profusión de fechas y testimonios. La historia en sí se ve continuamente interrumpida por las sensaciones y pensamientos de una enorme multitud de personajes, la mayoría de ellos residentes en la ciudad de Jerusalén.
Este libro-reportaje comienza con la votación en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York que daría una tierra al pueblo judío. La partición de los territorios palestinos tuvo lugar por una ajustada votación, resultado de una serie de presiones políticas y de intervenciones en la soberanía de muchos países –incluso a través de amenazas- que dio como inmediato resultado una gran celebración en las calles de la Ciudad Tres Veces Santa. Aparte de ir dando cabida a los personajes públicos más importantes –Ben Gurion, Golda Meir, los políticos británicos que abandonaban el lugar, los jeques árabes de los principales países limítrofes, etc- se nos muestra cómo, independientemente de qué hubiese salido en esa votación, la guerra estaba asegurada. Ambos bandos estaban ya preparados para lo peor y sus milicias más que dispuestas, entrenadas y listas para la acción. Las constantes amenazas de guerra solo van a recrudecerse y a convertirse en realidad.
En ese momento, los autores deciden romper la narración e informar a los lectores de la historia del pueblo judío en rasgos generales –resulta irónico que su mayor momento de prosperidad y paz en la antigüedad fuera en la convivencia con los califatos de España, antes de la Reconquista- y como esas tradiciones milenarias y sus ideas religiosas acabaron dando un giro político a finales del siglo XIX. Luego vendría la creación del sionismo, los primeros líderes judíos y el nacimiento de la idea de una nación judía. Se dibuja al mismo tiempo un cierto paralelismo entre los principales líderes de la época de cada bando, donde los autores no pueden evitar cargar las tintas en favor de Ben Gurion y en detrimento de El Muftí, líder de la comunidad musulmana en Jerusalén. Al tiempo señalan una de las primeras claves de la superioridad judía del momento: mientras que unos habían apostado por una mayor formación en todos los aspectos de la vida –reseñable la obligatoriedad de aprender hebreo para tener una lengua común, esencial para un pueblo tan disperso-, los otros se habían dejado gobernar por un tirano mezquino más preocupado por vivir a un altísimo nivel que por su pueblo, que para colmo apostó sin tapujos por el nazismo.
ResponderEliminarEn lo que ambos líderes coincidieron fue en los preparativos de la guerra que iba a tener lugar y que comenzó el mismo día después de la votación en la ONU. Y no lo hizo por medio de tanques y ejércitos, sino por el pueblo que se manifestó de forma violenta y comenzó a asesinar impunemente en las propias calles de su ciudad. Por supuesto con el paso de las semanas y los meses el conflicto fue recrudeciéndose y profesionalizándose, convertida la vieja Europa en un almacén de saldo de armamento. Merece destacarse en esta parte del libro, entre tanta escaramuza, la narración o más bien la radiología, tal es el grado de implicación para el lector, de dos tremendos atentados perpetrados por el brazo fuerte de los judíos, la Haganah. Siendo una de sus consignas más importantes que ningún judío abandonara su lugar de vivienda, ya sea de forma pacífica o por la fuerza, les quedaba como último remedio la expulsión de los vecinos musulmanes de aquellos núcleos donde residieran judíos. Primero volaron un hotel por los aires desde los mismos cimientos –entre cuyas víctimas se encontraba un embajador español- y luego mataron a un montón de inocentes en plena calle de una forma horrorosa.
ResponderEliminarLa táctica seguida por los musulmanes era bien distinta: sabedores de su superioridad numérica y de su abundante armamento, optaron por el sitio de la ciudad, aislando la parte judía del resto del mundo y convirtiendo los aprovisionamientos de agua y alimentos en peligrosas hazañas a vida o muerte. Por supuesto tampoco dejaron de combatir a ras de calle y uno de los mayores atentados del conflicto, tres camiones bomba con una tonelada de TNT en cada uno de ellos, hicieron explosión en una calle de Jerusalén, llevándose con ellos a más de cincuenta personas. Los árabes, que esperaban minar el espíritu judío y consiguieron todo lo contrario, contaron con la ayuda de unos renegados del ejército británico.
ResponderEliminarEl papel del Imperio en aquellos momentos iniciales fue discutible. Decidido a mantener un amago de paz hasta su abandono de los territorios conquistados, siempre favoreció al bando árabe, deseoso de no enemistarse con las grandes potencias de Oriente Medio que controlaban el petróleo. Haciendo la vista gorda permitió la entrada de armas a gran escala en el futuro estado e incluso dejó a un lado el primer enviado de las Naciones Unidas, español de nacimiento. La ONU también tiene su parte de responsabilidad, incapaz de hacer cumplir sus directrices y perdida en un proyecto idealista e imposible: el de crear la primera ciudad internacional del mundo.
El reto para este mes de octubre en nuestro Club de Lectura ha sido un voluminoso Oh! Jerusalén (1973), de Dominique Lapierre y Larry Collins. El libro cuenta el nacimiento del Estado de Israel en 1948, tras la cruenta lucha que sostuvieron árabes y judíos. A lo largo de sus páginas, el lector vive los acontecimientos codo a codo con sus protagonistas: los británicos, las tropas de Abdel Kader y de la Legión Árabe, los combatientes de Irgún y del grupo Stern, y los agentes secretos de las distintas facciones en pugna cada uno y asentando las bases de su fuerza para el futuro, y descubre, entre otras cosas que, antes de que estallara el conflicto, ambos pueblos vivían en armonía e incluso compartían los mismos barrios, sin aparentes problemas de radicalismos religiosos. Lapierre y Collins construyen un vasto fresco histórico desbordante que se asemeja a una novela de aventuras, a un drama, cierto triunfo del amor e, incluso, mucho de heroísmo. Oh, Jerusalén por su magnitud, por su información, se ha convertido así en una obra clásica y en un texto clave para entender por qué Israel sigue siendo, medio siglo después de su fundación, una de las zonas más conflictivas del planeta, aunque tras su lectura la puesta en común, o el desenlace de este conflicto esté aun lejos de solucionarse.
ResponderEliminarA medio camino entre la crónica periodística y la historia novelada, Oh Jerusalén fue, y sigue siendo, uno de los libros más famosos de esta pareja de escritores, un auténtico best-seller de la época, y en él se narra la creación del estado actual de Israel que todos conocemos y los primeros años de conflicto que siguieron en Palestina entre los pueblos árabe y judío. Parece que se trata de un trabajo periodístico basado en documentos oficiales, entrevistas personales a gente pública y anónima que vivieron esos momentos y redactado por sus autores con todo lujo de detalles, intentando ofrecer su relato de una manera amena para el gran público, pese a la profusión de fechas y testimonios.
El libro dio pie a suficientes comentarios en el Club, tantos como opiniones diversas, y por supuesto generó una controversia importante, tanto por el tema como por la extensión o la profusión de datos, excesiva en ocasiones. No obstante, la reunión se prolongó, y las opiniones derivaron en un amplio recorrido por la historia del pueblo judío, así como su papel en la historia. Y no deja de ser un libro curioso, denso al que hay que acercarse con la cautela que se le presupone a este tipo de textos.
Pedro M. Domene