“La
ciudad de los prodigios” es la historia
de una ascensión social estratosférica (Onofre Bouvila pasa de no tener ni para
pagar la pensión, a ser uno de los hombres más ricos del mundo) en el contexto
de la Barcelona
de finales de siglo, entre 1888 y 1929, fechas de dos Exposiciones Universales
que contribuyeron a modernizar la ciudad y a colocarla en el mapa. Entre esas
fechas, Onofre venderá crecepelo, se integrará en una banda de matones, fundará
una productora cinematográfica y conocerá el éxito económico, pero no la
felicidad ni la aceptación social.
Lo más atractivo del texto es precisamente la contextualización histórica, y las descripciones amplia y expresamente documentadas de la vida de la ciudad, desde los bajos fondos a los elegantes salones, desde los arrabales portuarios hasta el teatro del Liceo. Toda la novela destila un aire decimonónico.
Lo más atractivo del texto es precisamente la contextualización histórica, y las descripciones amplia y expresamente documentadas de la vida de la ciudad, desde los bajos fondos a los elegantes salones, desde los arrabales portuarios hasta el teatro del Liceo. Toda la novela destila un aire decimonónico.
Biblioteca Morata de Tajuña:
ResponderEliminarExcelente lectura. Fue una de las nuestras hace algún tiempo y la disfrutamos de lo lindo. ¡Un saludo!
Descripción de la Barcelona preindustrial, en la que se ve que la clase politica no es mas que gente incompetente en manos de burgueses que defienden, como ahora, su status.
ResponderEliminarLa vuelta del verano nos ha sorprendido con una extensa y espléndida novela, al menos del gusto de la mayoría de los miembros del Club. Nos referimos a La ciudad de los prodigios, publicada en 1986, por Eduardo Mendoza y cuya acción transcurre en la ciudad de Barcelona ("la ciudad de los prodigios") entre las dos Exposiciones Universales de 1888 y 1929. Los cambios urbanísticos, sociales y económicos de la ciudad acompañan a un campesino que en 1887 abandona su aldea en los Pirineos y llega a Barcelona con la intención de hacer fortuna. Las andanzas en la ciudad de Onofre Bouvila, como un nuevo pícaro del siglo de Oro, se inician cuando baja de esa "Cataluña agreste, sombría y brutal" y entra en una Barcelona que está en plena fiebre de renovación de su estructura urbanística. Onofre se instalará en la pensión de Braulio, cuya hija, Delfina, le será de gran ayuda en su futuro inmediato. Al día siguiente saldrá en busca de un trabajo; no deja ni una puerta sin llamar, y está dispuesto a realizar los trabajos más extraños, como cigarrero, marmolista, pocero, incluso a hacer barquillos; lo que sea. Necesita dinero, porque el señor Braulio le cobrará el hospedaje. Cuando más ensimismado está en sus pensamientos, se abre la puerta de la habitación y aparece Delfina. Su novio pertenece a un grupo formado por hombres valientes y generosos que están decididos a terminar con todas las injusticias y la miseria que los rodea. Si Onofre quiere, pueden darle trabajo. Y así, el joven Onofre pasa a integrarse en un grupo anarquista. Eduardo Mendoza, por boca de Delfina, introduce al lector en los orígenes del movimiento anarquista en Barcelona, entonces en auge en Francia y en Italia, que se extendió a finales del siglo XIX sobre todo por el barrio obrero de Pueblo Nuevo, próximo a la ciudad. Gracias a la ayuda de la hija de su casero, Onofre consigue un trabajo de repartidor de panfletos de propaganda anarquista. Y deberá repartirlos en las proximidades de la Ciudadela, donde en 1888 se celebrará la Exposición Universal. Mendoza describe la historia del Parque de la Ciudadela y de la Ciudadela misma, cómo se formó, cuándo y por qué: la ciudad de Barcelona es el telón de fondo ante el que se mueve el joven recién llegado.
ResponderEliminarLa ciudad se transforma a medida que avanzamos en la lectura, como también se transforma su protagonista. En esta novela se observa un trabajo minucioso de investigación y documentación que, sin duda, llevó a cabo el autor para un inmejorable resultado final.
La novela dio de sí en sus más variables opiniones, sobre todo el tema de independentismo vigente en las noticias diarias, y luego estaría el pulso narrativo de Mendoza y su labor como constructor de atmósferas, así como personajes tan entrañables como el propio protagonista. Algunos de los curiosos lectores pusieron de manifiesto el valor añadido del “catalanismo” y su percepción en el resto de España, así como su proyección en el ámbito comercial e industrial. Una aventura más que los lectores supimos disfrutar, al hilo de otras posibles interpretaciones del carácter de esta comunidad de discutible convivencia.
Pedro M. Domene