La próxima reunión del club de lectura tendrá lugar el martes día 21 de junio de 2022, a las 19:30 horas. En ella comentaremos "Los muertos. Un relato de Dublineses" de James Joyce.
La historia de “Los muertos” se sitúa en la ciudad de Dublín, la capital de Irlanda, en el año 1904. Dos ancianas celebran un baile y una cena en su casa la noche del 6 de enero. Es el día de los Reyes Magos o de la Epifanía, una festividad católica. La casa está cerca del río Liffey, y delante de un muelle. A la fiesta asisten amigos y familiares, como su sobrino Gabriel, con su mujer Gretta. Los invitados bailan, cantan, hablan y comen. Al terminar, Gabriel descubrirá algo terrible sobre Gretta.
“Los muertos” está considerado uno de los mejores relatos de la Historia de la Literatura. En el escenario de una fiesta de Navidad, Gabriel tiene que enfrentarse a su gran miedo: verse a sí mismo. A través de este personaje Joyce nos obliga a plantearnos qué significa vivir.
“Como Shakespeare, como Quevedo, como Goethe, como ningún otro escritor, Joyce es menos un literato que una literatura”. Jorge Luis Borges.
“Después de todo, tras el terremoto que desató en el lenguaje, los más lúcidos sucesores de Joyce nos parecen hoy sobrevivientes caminando entre los cascotes”. Enrique Vila-Matas.
Cerramos un nuevo curso lector con un modesto homenaje a Joyce y si el tiempo nos ha impedido acercarnos, como debiera ser a un titulo como Ulises, al menor, hemos degustado la prosa del maestro irlandés en un relato como Los muertos, calificado por la crítico y los estudiosos como uno de los mejores de la Historia de la Literatura Universal.
ResponderEliminarUna historia sencilla, la placidez de los acontecimientos cotidianos en una fiesta, la visión de un hombre culto, la magia de la música, la emoción como un auténtico privilegio de la naturalidad de los asistentes, parientes y amigos, y de fondo la vida como algo imposible de completar. Joyce empieza a fraguar, desde este simple relato, el punto de vista de su escritura, los personajes principales pertenecen a un mundo cotidiano, y sin embargo parece que esperan algo de él, y los llama a buscar la realidad. Es la sombra de esa incertidumbre la que aparece como el auténtico valor, y para mostrarlo, el autor, crea todo un juego de caracteres, mientras cae la nieve, se cierne la oscuridad, y sobresale el interior al calor de las velas.
Pedro Martínez Domene.
El protagonista, Gabriel, es un personaje que, poco a poco, va tomando relevancia, empieza siendo el esperado de sus tías, las ancianas anfitrionas de la fiesta, y representa el saber estar, lo establecido socialmente, y de alguna manera las ancianas delegan en el sobrino el mantenimiento del orden y la etiqueta. Y de repente aparece un hombre consciente de su vestimenta, de sus expresiones, del impacto de sus palabras en los demás, de la inferioridad cultural del resto de los asistentes. Un hombre que vive la fiesta pensando en el discurso que tendrá que dar en lugar de atender a su tía que canta o a las conversaciones de otros asistentes. El discurso tiene como tema principal el elogio a la hospitalidad como lo mejor de la tradición irlandesa, sin embargo describe a las nuevas generaciones como causantes de la pérdida de la humanidad y la hospitalidad. Gretta, su mujer, procede del oeste y representa la inocencia, la naturalidad y al mismo tiempo, los rudos modales del campo para la familia de Gabriel. Ese trato le duele y lo acepta con humildad. Cuando la fiesta llega a su fin, Gabriel mira hacia las escaleras y descubre una mujer bellísima, como transpuesta, que le lleva a pensar por un momento en la perfección y le despierta la pasión; es su mujer y el camino hasta el hotel no es más que un recuerdo de los mejores momentos de su matrimonio, y despierta un deseo y un sentimiento de ternura que había olvidado. Quiere estar a solas con ella, dejarse llevar por una noche de pasión, pero nada ocurre como había pensado, de repente ella recuerda una canción cantada por un tenor en la fiesta y la ha convertido en otra mujer, y cuenta la historia del joven Michael Furey, que murió de amor, enfermo y plantado ante su ventana, al lado de un árbol, aterido de frío al enterarse de su marcha a Dublín, una historia que sugiere el giro del relato, la imagen del muerto es el símbolo de alguien a la intemperie, debajo de un árbol, mientras él se siente resguardado y piensa en alguien que puede haber fuera, mirando por la ventana.
ResponderEliminarOpiniones diversas para un relato sencillo de compleja interpretación, magistral en su ejecución, admirable en las posibilidades interpretativas y de una hermosa belleza por la concreción y habilidad narrativa.
Pedro Martínez Domene.