La próxima reunión del club de lectura tendrá lugar el jueves 29 de Mayo de 2014, a las 19:30 horas. En ella comentaremos "Tombuctú" de Paul Auster.
Míster Bones es un perro de raza indefinida, pero de una inteligencia
muy precisa. No habla inglés, pero tantos años escuchando el torrente
verbal de su amo han hecho que lo comprenda a la perfección, y que pueda
interpretar el mundo con una sensibilidad muy canina y una sintaxis muy
humana. Ha vivido desde cachorro con William Gurevitch, un vagabundo,
un poeta errante, un excéntrico superviviente de las revoluciones de los
sesenta. Juntos recorrieron América, sobrevivieron a duros inviernos en
Brooklyn y ahora están en Baltimore, viviendo la que quizá sea su
última aventura en común.
La Biblioteca Pública Municipal "Gabriel Espinar" de Huércal-Overa tiene funcionando actualmente un club de lectura para adultos durante todo el año, a excepción del mes de julio. Se trata de un grupo de personas a las que les gusta leer, que se ponen de acuerdo para leer un mismo libro simultáneamente, la Biblioteca les presta un ejemplar a cada miembro del grupo y se celebran reuniones periódicamente para comentar las obras que han leído.
Este mes, en nuestro Club de Lectura habitual, hemos leído una de esas que se denominan una fábula original y divertida, de uno de los más afamados autores norteamericanos, Paul Auster, el libro se titula, Tombuctú, que no deja de ser una pequeña joya para los sentidos. El protagonista es un perro, Mr. Bones, cuyo dueño es un personaje extravagante y trotamundos, y poeta que se llama Willy Christmas. El libro nos narra las peripecias del perro desde que entra en contacto con Willy, cuando aún era un cachorro, pasando por su búsqueda de una nueva familia tras la muerte de su amo. El final, sorprendente y agridulce a la vez, nos lleva a un mundo mágico donde los perros también sienten pasiones humanas como el ansia de libertad y la añoranza de una juventud que se fue. Como es habitual en la obra de Auster, sus personajes guardan semejanzas con personas reales que el autor, sin duda, ha ido conociendo a lo largo de su vida. El protagonista humano, Willy, está inspirado en un extraño personaje que Auster llegó incluso a albergar en su casa durante sus años de universidad, un tal "Doc". Este dato puede rastrearse en sus libros biográficos. Por el libro desfilan otros personajes igualmente atractivos, aunque quizás son más planos que los tipos humanos a los que el autor nos tiene acostumbrados en el resto de sus obras. Es el caso de Polly, al final de la historia, una bella ama de casa que renunció a todos sus sueños al casarse y tener hijos, y que ahora se ahoga en un matrimonio en el que no es feliz; o el niño Henry, que ni siquiera puede contar con el apoyo de sus padres, y que encontrará en Mr. Bones el único amigo al que puede contarle todo lo que siente, pero no consigue permanecer junto a él. A propósito de Tombuctú, alguien dijo "no hace falta que a uno le gusten los perros para sucumbir al encanto de esta hermosísima, luminosa fábula." Las peripecias de Willy Christmas, antes y después de conocer a Mr. Bones, y del propio Mr. Bones, cuando tiene que buscarse la vida por sí mismo, son un ejemplo de buena narrativa, capaz de atraparnos desde el principio hasta el final. Y acompañar a este perro en sus aventuras, hacernos partícipes de lo que siente y padece, es algo que se disfruta y se vive a la vez. El título que Auster escogió para su novela, Tombuctú, es de lo más acertado porque es un lugar mágico, ese sitio a donde uno siempre quiere ir por las leyendas que se cuenta sobre esa maravillosa ciudad, y no sólo es una meta para los humanos, también se convierte para Mr. Bones.
ResponderEliminarLa charla estuvo amena, y las conclusiones de lectura divertidas y acertadas, como suele ocurrir siempre. Este libro es una pequeña muestra de sabiduría literaria con la que uno puede pasar un agradable rato, o al menos esa fue la opinión unánime de muchos de los contertulios. El fin de curso presente está muy cerca y antes nos dejamos pasar la ocasión de acercarnos al maestro del relato, Julio Cortázar, inmersos en su centenario.
Pedro M. Domene.